martes, 16 de enero de 2007

la nueva esclavitud

hacía mucho que no pensaba en mi debraye sobre la nueva esclavitud a la que estamos sometidos los seres humanos, especialmente aquellos que trabajamos en una oficina (de gobierno, de una transnacional, de una agencia pinchurrienta en ciernes). hoy la recordé porque el dolor de espalda y de coxis no me permite levantarme de mi silla como debería hacerlo una mujer sana de casi 25 años.
resulta que nueve horas sentada en una silla que no conoce del término ergonomía (ni siquiera el de comodidad) me están dejando un coxis inflamado, unas lumbares torcidas y unos hombros engarrotados. aunado al bronceado de oficina y la frustración de un trabajo que no es el que yo quisiera, me avejenta como 10 años.
el caso es que recordé mis pensamientos sobre la nueva esclavitud porque, precisamente, mi silla es de lo más económica y simple, contrario claro está a la de mi jefe, que al menos tiene un respaldo que le ofrece soporte a sus lumbares y sus codos, además de que está acolchonada y tiene más posiciones que 90°.
si fuera jefa, obviamente tendría una mejor silla, un escritorio mejor distribuido, una ventana para al menos saber si es día o noche y el aire acondicionado no me pegaría en la espalda, además de que podría comer con el suficiente tiempo para no tener indigestión. discrimnación laboral podría llamársele.
hace tiempo trabajé en una compañía editorial dedicada a "editar" una "revista" de temas "cinematográficos" (exceso de comillas porque medio redactaban un pasquín que se dedicaba en 80% a la vida y milagros de estrellitas de hollywood y el resto a medio reseñar y recomendar churros del mismo origen). el horario era nefasto: 09:30 a 19:30. 10 horas aplatanada en la oficina con las ya mencionadas condiciones para aquellos que estamos empezando en el camino laboral. claro, dos horas de comida que no se podían aprovechar porque el comedor era ínfimo y salir a comer, en pleno polanco, significaba gastar más de lo que ganaba en un mes (que por cierto nunca me pagaron a tiempo, pero esa es otra historia).
entrando a las 09:30 se perdía toda la mañana. no había manera de ir al banco porque se llegaba tarde, ni de ir al doctor, ni de pasar por un café decente, ni de ir al gimnasio temprano. al salir a las 19:30 se perdía la tarde: ni soñar con ir al cine, al gimnasio, al doctor, al banco, igual por un café pero luego de tanta friega no quedaban muchas ganas de tener una vida propia.
así que, con un horario acaparador, la empresa te convertía en su esclavo, con un modernísimo grillete llamado tarjeta optoelectrónica que checaba la hora en que uno entraba, salía a comer y al baño, por un cigarro o por un antojo mañanero.
restricciones que no se aplicaban, por supuesto, a los "jefes" y sus amigos.
esclavitud moderna, sin duda. pero como el color de la piel o el grupo étnico no nos diferencia de los "jefes" (excepto en las empresas de los judíos que se sienten el pueblo elegido), esta esclavitud no llevará a una lucha por la igualdad de los gatos de medio pelo como yo que merecemos, igual que mi jefe y el jefe de mi jefe, de una buena salud y una vida social sana. ya sea con tiempo de ver a la familia, los amigos, la pareja, o de plano que uno mismo pueda ir a hacer spinning o yoga o ballet o lo que se le de la gana en los ratos libres que tenemos derecho a tener.
en fin, burócratas y empleados de oficina, no nos levantaremos en armas. burgueses clasemedieros y conformistas que preferimos nuestro cheque quincenal antes que tener lo que merecemos.
la esperanza, como diría winston smith, está en la prole. y al ritmo que vamos no falta mucho para que el descontento social desborde la decretada paz que según el sucesor de fox existe en méxico. y aunque monseñor rivera rebuzne que "no es una tragedia", la brutal escalada de precios en productos básicos es la piedrita en el zapato que va a salir disparada contra la cabeza de algún político inepto.
y si en algún momento de la historia, la iglesia (algunos miembros, al menos) se distinguieron por apoyar las causas sociales y al pueblo que se levantaba en armas (claro que ya sabemos que sus oscuros y no tan bien intencionados intereses tenían detrás), con la nueva jerarquía eclesiástica mexicana beneficiada por el poder político, esa posibilidad es remota.
será demasiado soñar una revolución que no sólo destronara a los neoliberales ineptos del poder, sino a toda la podredumbre religiosa que los rodea y malaconseja?

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